"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Thursday, July 21, 2016

Lo absurdo no es irreal


Se dice que cuando uno cesa de creer en las cosas, pues que uno entonces está listo para creer en cualquier cosa. Identificar las mentiras de los políticos, sacerdotes, medios informativos de masa, las falsedades de la historia enseñada y reconocer los preconceptos, prejuicios y falsedades asumidas, es cuando se comienza a pensar de verdad.
El escritor estadounidense Mark Twain alguna vez dijo que la única diferencia entre ficción y realidad es que la ficción debe ser creíble. Es decir, no son nuestras creencias, perspectivas particulares y limitado conocimiento lo que determina cuál es la realidad, o si existe una verdad objetiva más allá de nuestras percepciones e interpretaciones personales. Si algo se nos describe y presenta lo suficientemente convincente como para ser verdadero, pues nos aparentará serlo independientemente de que en realidad lo sea o no. No podemos juzgar lo que aún no hemos tenido oportunidad de conocer, delimitando las posibilidades de esta infinita realidad y universo que nos rodea desde esta nuestra limitada perspectiva humana tanto espacial como temporal.
El estudio de la historia y nuestro momento actual nos enseñan que lo que separa a la ficción de la realidad, además de nuestra limitada perspectiva, es el tiempo. Lo aceptado, conocido y establecido de hoy fue una audaz imaginación, heterodoxa y blasfema idea algún tiempo atrás. Los escritos de ciencia ficción de alguien como Julio Verne, que en su época parecían ser, y con razón, absolutamente imposibles como por ejemplo el viaje a la luna y navegar por debajo del mar, se han convertido en una cosa nada fuera de lo común en la actualidad. Lo aparentemente ilógico, improbable e incluso absurdo en un momento dado ha tendido a convertirse en trivialidad en épocas posteriores. La arrogancia sin embargo nos incita a querer hacer de nuestro tiempo una excepción a la regla. Cada época ha tenido quienes han proclamado haber alcanzado la cúspide de todos los conocimientos, descubrimientos e inventos posibles; sin embargo para ser cada vez posteriormente refutados. Este tipo de visión es no solamente restrictiva, sino muestra de una enorme presunción. Y no hay que caer en el error del excepcionalismo.
Los más certeros pronosticadores del futuro no han sido los economistas, científicos, profetas, analistas, ni los adivinos; han sido los escritores de ciencia ficción. ¿Qué sorpresas nos depara el futuro? No es cuestión de probabilidad, índole, ni de posibilidad; sino meramente de tiempo. En el universo infinito el misterio y lo enigmático no son confirmación de su inexistencia, sino su condición. Lo imposible es meramente la perspectiva de quien no ha tenido oportunidad de conocer. La imaginación es el más grande y extraordinario de los dones que tiene el ser humano; más importante que el conocimiento, como bien acotó Einstein. Cierto: el conocimiento es una función de la imaginación, y no al revés.

“No tengo ninguna duda de que, en realidad, el futuro será mucho más sorprendente que cualquier cosa que puedas imaginar.”
J.B.S. Haldane (1892-1964) Biólogo evolutivo y genetista británico 

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