"Sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante"

Jiddu Krishnamurti

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Monday, February 27, 2017

Religión, risas y ovnis


¿No es acaso extraño y contradictorio el hecho de que muchos de los que se burlan del tema ovnis y seres del espacio, al mismo tiempo acepten la noción de que se pueda caminar sobre el agua?
 Que inverosimilitudes tales como una mujer dando a luz sin jamás haber concebido, o que se pueda regresar a esta vida después de muerto, así como otras extravagancias y violaciones de las leyes físicas, componen los basamentos doctrinarios de lo que es la religión cristiana. Tan fundamentales son para el catolicismo que tales excentricidades son consideradas a la letra como hechos irrefutablemente históricos no aptos ni al debate ni a la interpretación. Debido a su carácter tan insólito, la única manera de que la mente racional acepte semejantes portentos es mediante la fe, por supuesto. Llamarlos mitos sería una blasfemia o cuando menos una inconsideración según la Iglesia.
Sin embargo, la única evidencia en que se sustentan aquellos asombrosos hechos reportados por los evangelios, son los evangelios mismos. Pese a ello, hoy día en el mundo más de 2 mil millones de personas afirman ser de religión cristiana; es decir, estas personas literalmente creen en algo tan extraordinario como en que un hombre logró caminar sobre el agua, ente otros milagros. Muchas otras religiones por supuesto, además de la cristiana, se basan en hechos de similar naturaleza extraordinaria, pero no osemos referirlos como meras alegorías.
Ovnis y extraterrestres podrán ser tema de burla y minimización para muchos, pero aplicar estas mismas caracterizaciones a lo que usualmente predican las religiones equivale a una condena, o algo peor. Y sin embargo no hay duda alguna de que los casos legítimos de ovnis avistados – incluyendo aquellos que implican una proveniencia extra terrestre - son mucho más numerosos que quienes han logrado ver Dios. ¿Por qué entonces creer ciega y fervorosamente en lo que además de carecer de evidencia alguna resulta ser impenetrable; y no en aquello que no solamente goza de abundante evidencia, sino que es tanto más tangible y accesible para la mente humana?
No se trata de negar los prodigios reportados en los evangelios, ni el concepto de un Creador universal, ni menos aún la divinidad. Pero viene la pregunta sobre qué es más factible: ¿la prosaica existencia de vida en otros planetas, o los enigmáticos portentos predicados por las religiones? Y si todo fuere una cuestión de fe en virtud de la carencia de evidencias y carácter extraordinario, ¿entonces por qué no colocar ambos escenarios en un mismo plano en lugar de santificar al uno mientras se le condena al otro como se suele hacer?
     Sin duda que vivimos en un mundo extraño, y al final de cuentas quienes se ríen de los ovnis, en su interior, como cualquier ser pensante, realmente desearían saber si existe vida más allá de nuestro planeta. Pero el punto central a tener en cuenta es ¿Por qué un tema asequible y probable como la vida en otros mundos está consistentemente condenado al ostracismo, mientras que una institución basada en inverosimilitudes y hechos jamás comprobados en cambio goza tan a menudo del respaldo del Estado? 

“El respeto irreflexivo por la autoridad es el mayor enemigo de la verdad.”
Albert Einstein
  

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